¿Esclavos del petroleo?

Las últimas subidas de los carburantes, junto a las previsiones de extinción del petroleo barato, del cual dependemos todas las naciones industrializadas me plantean la pregunta de este post.

¿Hasta que punto dependemos del preciado líquido negro? Teniendo en cuenta que el 95% del transporte mundial depende del petroleo. Teniendo en cuenta que la mayoría de productos de la industria química y plástica, proceden del petroleo. Pues evidentemente las economías actuales dependen totalmente del petroleo.

Y por supuesto y sin lugar a dudas somos  esclavos de éste y de los paises productores que mantienen mayores reservas de crudo. 

Lo que no llegamos a entender todas aquellas personas que nos gusta mirar por encima de la linea del horizonte es:  Teniendo la certeza de que esta fuente de energía se agota, que contamina y ha contaminado desde la primera gota refinada, ¿como somos capaces de permanecer a la espera, como paralizados, a que llegue el desenlace?

Hay que reducir su uso y consumo al máximo. Buscando urgentemente otras alternativas al transporte y al uso de sus derivados. ¡Y ahora no hay excusa! 

Según el reciente informe de la BP Energy Outlook 2030, http://www.bp.com/sectiongenericarticle800.do?categoryId=9037134&contentId=7068677 la demanda mundial de energía para 2030, en gran medida propiciada por los paises de economías emergentes, aumentará en un 39%, lo que supondrá un aumento de un 28% de las emisiones globales de CO2. Un crecimiento menor que el actual, pero por ende insostenible y de trágicas consecuencias para el medio ambiente y el calentamiento global.

Conociendo éstos y otros datos que apuntan hacia una dirección incorrecta ¿Seremos capaces de reaccionar? o bien nos mantendremos impasibles esperando el final no feliz de esta historia.

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Esperemos que en esta ocasión se equivoquen. Mientras tanto, y por lo que a mi respecta,  si de algo sirve, que si que sirve, empezaré a utilizar más a menudo mi bicicleta, que no contamina, no consume y me hace sentir mucho más libre y menos dependiente de intereses económicos contaminantes.